Actualmente en el mercado, antes de una vivienda de segunda mano se prefiere adquirir una vivienda de obra nueva por una serie de ventajas. Entre estas, se encuentra que tienen una mejora en la eficiencia energética, no es necesario que se realicen reformas, muchas de ellas incluyen trastero, garaje o piscinas.
Claro está, que esto supone un sobrecoste. Como comentamos anteriormente en otra publicación, 6 de cada 10 compradores en el año 2022 consideraron adquirir una vivienda de obra nueva pero solamente 2 de cada 10 la compraron. Una de las causas principales ha sido por el precio ya que suponen entre el 5% y 10% de media más caras respecto a las viviendas de segunda mano.
Otra causa que incrementa el precio de la vivienda nueva son los impuestos, los gastos asociados como son el de notaría, el del Registro de Propiedad y los de tasación. Además, se debe pagar:
- El IVA que ascenderá a un 10% sobre el final de la venta.
- IAJD (Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados). Este dependerá de cada comunidad autónoma y oscila entre el 0,5 % y 1,5%. Según la nueva Ley Hipotecaria, la entidad bancaria está obligada a pagarlo, no el comprador del inmueble.
En cuanto a la vivienda de segunda mano, se paga el ITP (Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales) y el importe a pagar dependerá del valor de referencia de la vivienda y de la comunidad autónoma donde se encuentre ubicada dicho inmueble. Este impuesto tiene un sobrecoste aproximado de un 7% dependiendo como hemos mencionado anteriormente de la situación geográfica donde se encuentre ubicada la vivienda.
Así pues, según los datos que proporciona Fotocasa, existe una diferencia de aproximadamente 13.678 euros de media entre la vivienda de obra nueva y la vivienda de segunda mano.
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