La eficiencia energética consiste en reducir la cantidad de energía que una vivienda necesita para su uso diario, lo que además de contribuir a la protección del medio ambiente, supone un ahorro de energía por parte de las personas que viven en ella.
El Gobierno de España puso en marcha en 2007 el Código Técnico de Edificación (CTE) que exige a los pisos de obra nueva en Castellón cumplir con unos requisitos mínimos de eficiencia energética y en 2013 impuso la obligatoriedad de que cada vivienda obtuviera una etiqueta energética para poder comercializarse.
Sin embargo, la eficiencia energética continúa siendo una de las grandes asignaturas pendientes del mercado inmobiliario, ya que ni vendedores ni compradores dan importancia a la calificación de un inmueble a la hora de comprarlo o venderlo, a pesar de que ello puede suponer un beneficio económico para ambas partes.
En JBM Servicios Inmobiliarios, como expertos en la compraventa de casas de segunda mano en Castellón, consideramos crucial conocer la importancia de la calificación energética de una vivienda. Por ello, queremos explicar cómo es la situación española y qué implicaciones económicas tiene la sostenibilidad de una vivienda para sus propietarios.
Hoy en nuestro país, todas las viviendas en venta cuentan con una etiqueta energética certificada que indica qué nivel de consumo de energía tiene el inmueble.
No obstante, al contrario de lo que sucede con la compra de un vehículo, muy pocos compradores se interesan en el consumo de una vivienda cuando están pensando en adquirirla, por lo que este certificado energético juega un papel secundario en el mercado inmobiliario.
De hecho, los ciudadanos perciben la etiqueta energética como un impuesto y no tienen en cuenta las ventajas económicas que el ahorro energético supone para sus bolsillos.
En España hay unos 26 millones de viviendas, de los cuales más de 15 millones tienen más de 30 años y unos 6 millones, superan los 50. Esto supone una gran deficiencia energética ya que, por lo general, las viviendas antiguas no cuentan con sistemas energéticos modernos que primen la sostenibilidad.
En este sentido, un estudio realizado por la compañía Tinsa Certify sobre una muestra de 40.000 viviendas, concluye que en cuanto a la tramitación de certificados, casi la mitad de viviendas analizadas, el 43%, obtuvo el certificado letra G, es decir, el más bajo. Mientras que el 14% obtuvo la F, el 36.9% la E y sólo un 5% logró etiquetas A, B, C o D. Por lo que los datos no son demasiado alentadores.
Una vivienda con una calificación energética letra G supone un gasto de energía aproximado de 2.500 euros al año, mientras que la energía total que gasta una casa con certificación energética A, la más alta, asciende a tan solo 200 euros, por lo que el porcentaje de ahorro es elevadísimo.
Es cierto que conseguir una calificación A en casas de segunda mano resulta casi imposible, pero se puede realizar mejoras que contribuyan a mejorar el ahorro y aumenten considerablemente la eficiencia energética de la vivienda.
Algunas de las inversiones que se podrían realizar para ello pasan por mejorar la envolvente de la casa, modernizar las instalaciones energéticas e instalar energías renovables como por ejemplo una caldera de biomasa. Dicha inversión supondría un gasto inicial pero se amortizaría en pocos años y supondría un gran ahorro para los propietarios.
En JBM Servicios Inmobiliarios proporcionamos información sobre la eficiente energética en nuestras viviendas y asesoramos a nuestros clientes en materia de eficiencia y certificados energéticos si lo necesitan para ayudarles a comprar la casa que mejor encaje con su ritmo de vida y su consumo. Contacta con nosotros y mantente informado de las implicaciones de las certificaciones energéticas de la vivienda.
Si estás pensando en vender o comprar una propiedad, en JBM Servicios Inmobiliarios contamos con un equipo profesional preparado y las herramientas adecuadas para ayudarte a alcanzar tu sueño.