Sara conoció a Marcos en su segundo año de carrera. Él era un par de años mayor que ella pero coincidieron en una optativa y, cosas del destino, tuvieron que ser pareja de trabajo, lo que les ayudó a conocerse más y a tener que pasar mucho más tiempo juntos.
Ha llovido bastante desde entonces… Después de varios años juntos, decidieron comprarse un piso cerca de la universidad, era una ganga y no se plantearon ni siquiera el tema del alquiler. El primer año lo compartían con una chica en primer año de carrera; los dos estudiando un máster y con trabajos a tiempo parcial no podían permitirse una casa para ellos solos y Ester les pareció majísima y muy buena compañera desde el primer día.
Cuando Sara y Marcos acabaron su periodo como estudiantes y encontraron su primer trabajo, vieron que era el momento de empezar una vida juntos de verdad; ellos dos solos, pero esperaron a que Ester acabara la carrera para no complicarle demasiado la vida.
Ester se marchó y ellos convirtieron su piso de estudiantes en un hogar; les encantaba y les seguiría encantando si no fuera por la sorpresa del embarazo de Sara y ¡por partida doble! La familia estaba a punto de ampliarse a dos miembros más y a tropecientos artilugios y accesorios para la crianza de los niños, por lo que el piso se les quedaba pequeño y necesitan comprar otro.
El primer paso era vender su piso. Era un piso pequeño pero estaba muy bien cuidado, tenía una decoración moderna y atractiva y la ubicación era genial. No les iba a ser difícil venderlo, lo más complicado es que el precio les compensara para poder comprar el piso que ahora necesitaban.
Tuvieron varios meses el cartel de Se Vende en el balcón y, aunque recibieron algunas llamadas interesadas en alquiler, no consiguieron venderlo. Así que decidieron recurrir a la ayuda de profesionales. Sus amigos Manuela y Diego, les aconsejaron la inmobiliaria en la que compraron su piso, así que acudieron allí y una chica muy amable, Isabel, les indicó en qué iba a consistir ahora todo el proceso.
Querían mudarse a su nueva casa antes de que los bebés nacieran así que Isabel les ayudaría a encontrar su nueva vivienda mientras vendían la suya, así todo sería más rápido.
Isabel acudió a ver el piso de Sara y Marcos, hizo algunas fotos y tras hacerles una tasación de vivienda gratis, decidieron hacerle caso y fijar el precio que ella les había aconsejado.
Pronto hubieron varias parejas interesadas, el piso de vendía con muebles por lo que estaba más que listo para entrar a vivir inmediatamente y este era uno de sus mayores atractivos, les comentó Isabel. No tardaron mucho en cerrar la venta y encontrar una nueva familia, más pequeña que la suya, para el que había sido su primer hogar.
Los futuros nuevos propietarios accedieron a dejarles algún tiempo de margen para comprar su nueva casa y aunque fueron aclarando todo el tema de los trámites para la venta del piso, tuvieron tiempo para encontrar EL PISO, ese con el que siempre habían soñado para ellos y sus hijos.
Encontrar la casa perfecta para Sara y Marcos costó un poco más. No querían tener que invertir demasiado dinero extra del que habían conseguido por su piso y necesitaban unas condiciones mínimas de espacio para toda la familia. Tras visitar varios piso, algunos de ellos demasiado pequeños, otros con una distribución que nos les acababa de gustar y otros con demasiadas necesidades de reforma, encontraron el piso perfecto.
Estaba sin amueblar pero podrían encontrar muebles a buen precio y dejarlo perfecto, sólo necesitaba pintarse y quedaría perfecto. Tenía 4 habitaciones, una para ellos, otra para cada niño y una extra para el despacho de Marcos, que trabajaba en casa gran parte del tiempo; el salón era enrome, perfecto para la familia y para recibir invitados de vez en cuando y la cocina, ideal para la participación de toda la familia en la preparación de la comida.
El precio era un poco más elevado de lo que querían en un principio, pero hablaron con el banco y las condiciones de la hipoteca se ajustaron bastante a lo que necesitaban así que firmaron.
Hace ya varias semanas que viven en su nuevo hogar, como no querían hacer esperar más a los nuevos dueños de su antigua casa, compraron lo imprescindible, la habitación, el sofá y cuatro detalles más y terminaron la decoración poco a poco una vez instalados. Ahora ya lo tienen todo listo y más les vale, porque Juan y Marc están a punto de llegar a casa y lo que necesita Sara ahora mismo es un poco de tranquilidad.
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