Claudia y Mario acaban de enterarse de que van a ser padres. Esto supone un cambio muy importante en su vida y saben que tiene que empezar a plantearse tomar algunas decisiones. La primera y una de las más importantes, además del nombre del bebé (Claudia quiere llamarlo Antonio como su padre pero Mario no es que esté muy de acuerdo), es el cambio de casa. La pareja vive en un pequeño estudio tipo loft y ahora que la familia se amplía necesitan más espacio. Tienen que vender su piso y comprarse uno más grande pero, ¿cuánto dinero pueden pedir por su casa?
El precio de una vivienda en venta es una decisión crucial, porque de él dependerá en gran medida el éxito o no de la venta. Es probable que Claudia y Mario desconozcan el valor real de su vivienda y la situación del mercado inmobiliario en este momento concreto, pero una cosa deben tener clara, no deben guiarse por sus necesidades económicas ni por el precio que gastaron en ella cuando la compraron, hay una serie de factores que deben tener en cuenta para que el precio de su vivienda sea justo y venderla sea más sencillo.
Escoger el precio que se va a pedir por el inmueble en ocasiones es una decisión que se toma de forma errónea. El precio de un inmueble no debe ser aquel que el vendedor necesita para comprar otra casa o saldar su deuda hipotecaria, sino un precio competitivo de mercado que favorezca su venta y sea justo tanto para vendedor como para comprador.
Así, para escoger el precio de su vivienda, Claudia y Mario debe tener en cuenta estos aspectos:
Para elegir el precio de su piso, Claudia y Mario buscaron mucha información por internet, sobre el precio medio del mercado, los precios de las viviendas más cercanas a su casa y todo lo que pudiera servirles para hacerse una idea de cuánto dinero podían pedir, pero ni así conocían el valor real de su casa. ¿Qué precio merecía según su tamaño, su situación y su estado?
Después de fijar un precio que no hizo la venta atractiva y de que muchas personas visitaran su casa sin cerrar finalmente la venta, la pareja decidió recurrir al asesoramiento profesional. Vieron por internet que algunas inmobiliarias hacían una valoración sin coste de las viviendas así que se decidieron por acudir a una de ellas y pedir ayuda. Miguel, el agente inmobiliario que les atendió, fue muy amable, les acompañó a su piso, hizo un estudio y les sugirió un precio. A partir de ese momento todo fue más sencillo y antes de que naciera el niño (finalmente sí que se llamaría Antonio pero Mario le hizo prometer a Claudia que siempre le llamarían Toni) su casa estaba vendida.
Si como Claudia y Mario estás pensando en vender tu casa y no sabes qué precio pedir, en JBM valoramos tu casa sin compromiso y de forma gratuita para que cierres la venta de la forma más justa. Contacta con nosotros y vende tu casa cuanto antes.