Este primer semestre de este año, el 71,42 % del sector inmobiliario espera un empeoramiento respecto del año 2022 con una caída aproximada de un 12%. Existen numerosas causas pero destacan el descenso de demanda en las rentas más bajas y el perfil más joven. A la hora de ofrecer una financiación para la compra de una vivienda serán mucho más prudentes y se espera que los préstamos hipotecarios se endurezcan.
Existirá una diferente evolución entre la vivienda nueva y la vivienda de segunda mano. En cuanto a la nueva vivienda, está tendrá un comportamiento mejor respecto de la de segunda mano debido a la demanda elevada que existe y a la escasez de esta.
Esta situación es posible que se prolongue hasta principios del año 2024 que comenzará a reactivarse dentro de una limitación controlada.
Se va a producir un enfriamiento del mercado inmobiliario. El precio de las viviendas hasta mediados del mes de junio será similar o igual respecto al año 2022. Posiblemente, a lo largo de este año 2023, se producirá una mayor demanda, se generarán más viviendas a la venta y bajarán sus precios, debido a la subida de intereses, a la inflación y a las incertidumbres macroeconómicas que se han producido a lo largo de este año.
Por un lado, uno de los factores que más inquieta es el comportamiento del euríbor que posiblemente escale hacia un 3% o 4% prolongándose hasta el año 2025. Todo ello, hará que se frenen las operaciones entre un 20-30% y que se disminuya el comprador potencial hasta que la situación mejore.
Por otro lado, se va a producir una caída de las transacciones entorno al -13% en el año 2023 y alrededor de un -5% en el año 2024. Posiblemente, también se produzcan caídas en el mercado del suelo en los años 2023-2024. Dentro de este contexto, con la bajada de precio de la vivienda, la subida de financiación y los costes de construcción provocará que las promotoras extremen al máximo su prudencia puesto que estas trataran de protegerse para mantener sus márgenes en un futuro.
A partir del segundo semestre del año 2023, se producirá una estabilización en cuanto a la inversión inmobiliaria.
“El sector inmobiliario siempre viene cargado de retos por el peso que tiene en las vidas de los ciudadanos” según manifiesta María Andreu, directora general de ASVAL. Además, María Matos apunta particularmente seis retos por el que el sector inmobiliario se enfrentará. Destaca “el acceso a la vivienda, la oferta del alquiler, la vivienda vacía, el apetito inversor, resiliencia de la banca y la sostenibilidad”. Además, para poder cautivar el interés del inversor se deberá garantizar la seguridad jurídica. Por tanto, se debe trasmitir y fomentar confianza en cuanto a la capacidad de adaptación del sector inmobiliario para hacer frente en este año 2023.
En primer lugar, el más activo será el comprador de primera vivienda con un 45,5%. Seguidamente, será el pequeño inversor particular nacional con un 36,36%. Este buscará una buena oportunidad de compra con el fin de alquilar para proteger su renta de la inflación y obtener una rentabilidad. Finalmente, se encuentra el gran inversor nacional e internacional con tan solo un 18%. Este porcentaje tan bajo se debe a las leyes de España en cuanto a vivienda como por ejemplo el tope del precio de los alquiles y el escaso de apoyo contra la ocupación. Esto hace que estos grandes inversores no se sientan atraídos.
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