El nombre de desierto es el término con que los carmelitas descalzos designan aquellos lugares solitarios y alejados de la población, a los que se retiran para dedicarse a la contemplación y oración. Puesto que en la zona abundaban, los palmitos (Chamaerops humillis), el parque pasó a denominarse Desert de les Palmes. Las tierras del Desert de les Palmes han estado pobladas desde el neolítico, aunque su historia comienza realmente con la llegada de los padres carmelitas.
Protegido por Ley desde hace más de 20 años, el Parque Natural del Desert de les Palmes está situado en la provincia de Castellón. Comprende una extensión de más de 3000 hectáreas, y es tan diverso y disperso que ocupa parte de cinco términos municipales: Benicàssim, Cabanes, La Pobla Tornesa, Borriol y Castelló de la Plana. Está enclavado en una serranía litoral de la comarca de la Plana Alta, paralela a la costa, con abundantes crestas y roquedos. Desde las cimas más altas, la mola del Morico de 694 metros y el Bartolo de 729, el visitante puede gozar de las maravillosas perspectivas que sus dos picos ofrecen de la costa. El clima del parque se caracteriza por ser claramente mediterráneo, pero su cercanía al mar le dota de unas características climáticas especiales debido a los vientos de levante que, cargados de humedad, provocan nieblas permitiendo la formación de microclimas más húmedos. El espacio natural cuenta con una serie de ruinas y construcciones de notable interés como son el castillo de Miravet, castillo de Montornés y el castillo Viejo, así como la ermita de Les Santes y de la Magdalena.
Ubicado en el término municipal de Cabanes y conquistado a los árabes por el Cid en el 1091. Se piensa que Miravet, atendiendo a su etimología, debió ser un monasterio de monjes guerreros musulmanes dedicados a la Guerra Santa. De este castillo podemos destacar su buen estado de conservación.
El rey Jaume I conquistó estas tierras en el 1233 y pocos años después autorizó la concentración de los vecinos en las tierras del llano, fecha que marca el nacimiento de una nueva ciudad bautizada como Castellón de la Plana. Cada año, y desde el 1378, se conmemora el nacimiento de esta ciudad con la romería de las Cañas donde la gente se traslada desde la ciudad de la plana hasta la ermita de la Magdalena.
Sito en el término municipal de Benicàssim, constituyó uno de los más importantes feudos árabes de estas tierras. Se trata de una construcción del siglo X, habitada hasta finales del siglo XV y testigo de importantes acontecimientos como el posible encuentro entre el rey Pedro I de Aragón y el invicto caballero Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, alrededor del año 1094.
El ermitorio de Les Santes está situado en el barranco de Les Santes, a unos siete kilómetros de Cabanes. El obispo de Tortosa ordenó a los fieles de Cabanes reconstruir el antiguo ermitorio en ruinas y en el 1617 se colocó en el nuevo altar la imagen de Santa Lucía y Santa Águeda. Posteriormente el obispo Francisco Gavaldá Guasch donó la imagen de la Virgen del Rosario que fue proclamada patrona de la villa, conociéndose como Ntra. Sra del Buen Suceso. Actualmente la ermita de Les Santes está presidida por las tres santas mencionadas.
Sin lugar a dudas, el Desert de les Palmes, representa un enclave valioso desde el punto de vista botánico, ya que alberga interesantes plantas y comunidades vegetales, algunas de ellas endémicas o muy raras. Además, por sus características litológicas se da en él una alternancia entre zonas calizas y zonas silícias que también se pone de manifiesto en las plantas que sobre ellas se desarrollan.
Como arbustos típicos encontramos el madroño (Arbutus unedo), durillo (Viburnum tinus), brezo (Erica arborea), enebro (Juniperus oxycedrus), palmito (Chamaerops humilis), etc. La mayor parte del territorio está ocupada por diversos tipos de matorral, como son: romero (Rosmarinus officinalis), tomillo (Thymus vulgaris), jara blanca (Cistus albidus), jara negra (Cistus monspeliensis), etc.
En menor superficie, el Desert está ocupado por formaciones de pinares con especies como el pino rodeno (Pinus pinaster), y el pino carrasco (Pinus halepensis).
La variedad de ambientes, permite la existencia de muy diversas comunidades faunísticas. Los anfibios están representados por el sapo corredor, el sapo común, el sapo partero y la rana común, entre los reptiles tenemos el lagarto ocelado, la lagartija colilarga, la lagartija ibérica y el eslizón ibérico. En cuanto a los ofidios podemos citar a la culebra de herradura, culebra de escalera, culebra bastarda y la culebra lisa.
En el Parque se han registrado más de 120 especies de aves, siendo el grupo de vertebrados más numeroso. Entre ellas destacan algunas rapaces diurnas como el águila perdicera, el cernícalo vulgar, el halcón peregrino, el gavilán, etc., y otras nocturnas como la lechuza común, el autillo, el mochuelo, el búho chico y el búho real.
Resulta usual ver perdices, palomas torcaces o tórtolas comunes, así como un gran número de paseriformes distribuidos en los diferentes ecosistemas del Paraje, entre los que podemos observar especies típicas de maquia y matorral como son la curruca cabecinegra, curruca rabilarga, tarabilla común, collalba rubia, etc.
Otro grupo importante lo forman las especies ligadas al medio forestal y a los roquedales, que constituye la otra gran unidad de vegetación del Paraje. Entre éstas encontramos el pito real, reyezuelo listado, torcecuello, piquituerto, chochín, el roquero solitario, el roquero rojo, la collalba negra, el cuervo, etc.
Entre los mamíferos cabe destacar la presencia de carnívoros como la gineta, la garduña, la comadreja y el tejón, y otros como el jabalí, el conejo, el zorro, la ardilla, el erizo y varias especies de murciélagos.