El Castillo Templario-Pontificio de Peñíscola se comenzó a construir en 1294 y fue terminado en 1307 esta fortaleza que ocupa la parte más elevada del peñón donde se encuentra la ciudad. Peñiscola está situada al norte de la Comunidad Valenciana, es toda ella una fortaleza completamente amurallada, unida a tierra por una estrecha lengua de arena, que antiguamente desaparecía cuando había tempestad y que hoy está ocupada por la ciudad. Peñiscola es conocida como "la ciudad en el mar" y se encuentra en la Costa de Azahar.
Fue construida por los caballeros Templarios, que edificaron el castillo a imagen y semejanza de los que antes habían construido en Tierra Santa. El monumento conserva en la actualidad todas las particularidades de una obra templaría siendo uno de los más claros exponentes de dichas características. Muestra una arquitectura gótica de marcado carácter románico puro y estilo cisterciense, austero. Tiene un perímetro de 230 metros y una altura media de veinte metros, y 64 metros sobre el nivel del mar. Destaca su parecido con el castillo de Miravet, construido 150 años antes.
En 1319 con la disolución de la orden del Temple, el castillo pasó a manos de la Orden de Montesa los cuales ampliaron la fortaleza.
En la guerra de sucesión la ciudad se declaró partidaria de Felipe V y resistió los asedios de las fuerzas inglesas del archiduque Carlos en 1705 y 1707. Durante este periodo el castillo será reforzado con nuevas construcciones.
Se encuentra en perfecto estado de conservación, aunque le falte una cuarta parte que se destruyó en 1814; en el transcurso de la guerra de la Independencia. Condenada a un duro e implacable sitio por parte de las tropas españolas que intentaban recuperar la ciudad ocupada por los franceses. Tuvieron de someterla a un fuerte bombardeo que asoló gran parte de las casas cercanas al castillo y parte de la fortaleza, dejando marcas en las murallas.
Después de las guerras carlistas en que la ciudad defendió la causa liberal, la importancia militar de la fortaleza decreció rápidamente.
Tiene el privilegio de haber sido una de las tres Sedes Pontificas, junto con el vaticano y el Palacio de Aviñón. Jaula de oro donde se recluyó Benedicto XIII.
El recinto amurallado dispone de tres puertas: Sant Pere (San Pedro) o del Papa Luna, Portal Fosc o de Felipe II y la puerta de Santa María, esta última del siglo XVIII.
Destaca en las murallas los garitones defensivos, y el escudo del rey Felipe II con el blasón de Portugal.
El castillo esta declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1931 y es propiedad del Ayuntamiento de Peñiscola.
Pedro Martinez de Luna, llamado el Papa Luna y conocido como el Papa Benedicto XIII, nació en el castillo de Illueca (Zaragoza) en 1328.
Mano derecha del Papa Gregorio XI cuando fallece este. Las deliberaciones del conclave para elegir sucesor duraron mas de seis meses y al final un grupo de cardenales elige a Bartolome Prignani (Urbano VI) y otro grupo a Robert de Ginebra (Clemente VII) quien traslada la sede pontificia a Aviñón y da comienzo al cisma de Occidente.
El Papa Luna que en un primer momento apoyó al Papa Urbano y posteriormente apoyó a Clemente VII y este le nombró legado papal en España en agradecimiento. Cuando muere el Papa Urbano VI en Roma (1389) es elegido Papa Pietro Tomacelli (Bonifacio IX). En 1394 muere en Aviñón Clemente VII y es elegido nuevo Papa, Pedro de Luna, que tomaría el nombre de Benedicto XIII. Después de varias elecciones y muertes de los sucesivos papas romanos, Martino V excomulga a Benedicto XIII y este se refugia en Peñiscola, desde 1411 a 1423. Murió abandonado por todos y excomulgado.
Aún hoy, la leyenda afirma que vaga por el castillo, asomándose a las ventanas y repitiendo la frase que le caracterizó en vida: "el verdadero Papa soy yo"
Frente a la puerta que da acceso a la plaza de armas se colocó en 1923, una lápida de mármol negro en la que se puede leer:
"Aragón os pide que roguéis a Dios por Benedicto XIII, Pedro de Luna, el gran aragonés de vida limpia, austera, generosa, sacrificada por una idea de deber. El juicio final descubrirá misterios de la Historia. En él nos salve Jesucristo y Santa María, su madre". Fue colocada por universitarios de Zaragoza en recuerdo del quinto centenario de la muerte de don Pedro de Luna.
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